LA SIMBOLIZACION
Los símbolos del arte primitivo arraigan en las exigencias primarias de la existencia humana, en la idea de una continuidad de la vida y la muerte. El objetivo dominante de la existencia primitiva era la obtención de alimento. Alimento quería decir animal. Cuando el ataque directo contra el animal fallaba, se inventaban ritos, signos y símbolos mágicos con los que el hombre esperaba investirse de poder para embrujarlo. Pero la mera matanza de bestias no bastaba para asegurar un suministro continuo de alimentos: eso dependía de la fecundidad de la especie, para asegurar la cual el hombre primitivo era todavía más impotente. Solo la magia ofrecía esperanzas.
Se comprende que casi todos los símbolos tempranos, hicieran referencia a la perpetuación de las especies animales, y de un modo u otro estuvieran orientados a promover la fertilidad a través de la magia. Durante el periodo auriñacense el símbolo de fertilidad es la vulva, sola o combinada con el animal cuyo incremento se desea. Son más escasas las representaciones de órganos masculinos, las “Venus” o las figuras masculinas itifálicas.
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